Friday, June 6, 2014

Introducción

Prácticas de tutoría en educación a distancia
con el uso de las nuevas tecnologías educativas




   Las nuevas tecnologías deben servir como plataforma para incorporar la educación a la sociedad, más no como meta para transmitir una ideología particular que delimite las capacidades del individuo en función de una mayor demanda de recursos técnicos, coherentes con la necesidad de asegurar aprendizajes significativos (Zea, Trujillo, Atuesta y Foronda, 2005). Si esto no nos queda claro desde el principio, ocurre lo que ha venido sucediendo en nuestro país, donde sin una cultura sólida de los valores educativos, de pronto se han incorporado  nuevas herramientas  a los sistemas de enseñanza tradicionales, a lo cual nos preguntamos ¿Cuántos profesores y maestros realmente se encuentran capacitados para estos  cambios? ¿Cuántos conocen y utilizan las ventajas de estas otras herramientas de un modo adecuado?
   Es difícil pensar entonces  que aún no estamos preparados  para la  era digital, pero también por otro lado es casi imposible la concepción de un futuro en las escuelas sin estas mejoras tecnológicas.  Por lo que hoy en día “es importante considerar que la figura del profesor y su función dentro de modalidades de e-Learning requieren ser definidas” (Valenzuela, 2010, p. 108). La era del libro y las monografías se han desplazado lentamente hacia otro ángulo de la educación, donde ahora el docente requiere  de una serie de instrumentos audio-visuales que le permitan entrar en contacto directo con los acontecimientos del mundo. Toda vez que,  los sistemas presénciales han empezado a actualizarse ante las ventajas de los recursos en línea, poniendo nuevamente a prueba  al docente tradicional, al aula y al sistema educativo tal y como lo conocemos hasta ahora.

1. Acercamiento a la educación en la era digital.
            En muchos de los espacios escolares, desde las primarias hasta las universidades e institutos de investigación, nos encontramos en una fase de movilidad del sistema educativo. A lo cual debemos preguntarnos  ¿Qué es lo que realmente ha pasado con la escuela en estos últimos años en la llamada era digital?
Hoy existe casi una total unanimidad con relación a  la “nueva educación”. Los estudiantes de los distintos niveles  viven dentro de un mundo mediático, donde subsiste un problema grave y difícil de resolver: las computadoras en las casas no siempre tienen usos educativos positivos, en realidad, estás rara vez  están conectadas con la escuela. Lo que de entrada encierra aspectos espinosos tales como: la existencia de intereses deseables y no deseables por parte del usuario, el aislamiento del joven ante su entorno cercano, la falta de comunicación con la familia y sobre todo el consumo de contenidos sin vigilancia que circulan libremente por los espacios de la red, sobre todo cuando el alumno se ha vuelto autodidacta y se enfrenta a un panorama saturado de informaciones abiertas, sin la guía directa del docente.
Ahora bien,  otra de las grandes desventajas de los sistemas a distancia  tiende a ser aquella que propicia el alejamiento  entre  estudiante y maestro.  Quienes hemos participado en esta modalidad de educación, podemos decir que sí  percibimos  un  cierto desvanecimiento de la figura del docente que impide establecer una relación profunda entre el aprendizaje y  la vivencia,  e inclusive se puede observar que cuando se dejan tareas complejas que requieren de un trabajo en equipo, éstas rara vez se  llevan a cabo siguiendo la secuencia de las sesiones anteriores. Pero ¿por qué?, básicamente desde mi experiencia personal lo resumiría en tres aspectos: 1) la falta de comunicación  entre los estudiantes y el tutor, 2) una desfase temporal  entre las distintas actividades de los integrantes del equipo  y 3)  una aplicación errónea de las estrategias de aprendizaje basadas en  los hábitos de estudio para los sistemas  tradicionales. Con esto no quiero decir que todo este mal, pero sí hace falta todavía mucho en esta transición entre la enseñanza convencional  y los nuevos medios digitales. 

2. El rol del profesor en los nuevos escenarios educativos.
La educación presencial, establecida desde hace siglos, ha sufrido recientemente grandes cambios, muchos de ellos provocados por las crecientes exigencias de una población que requiere mayor cultura y capacitación profesional, pero que no puede asistir a los cursos tradicionales, por diferentes razones: situación geográfica, trabajo, costo, entre otras.  La situación con la educación a distancia satisface en gran medida estas necesidades, sin embargo surgen nuevas demandas que no solo tienen que ver con el aspecto tecnológico, una de ellas tienen relación con el instructor y el rol de tutor en educación a distancia.
Burgos (2009) menciona que “en educación a distancia al instructor se le asigna el rol de docente” (p. 259). Es por eso que debe definirse primeramente el término docente, y es aquí donde cita a Maya (1993, citado por Burgos, 2009) quien describe que el término docente se aplica a toda persona que se dedica a la enseñanza, lo cual permite inferir que la docencia es entonces la actitud sustantiva de quienes enseñan.  Y aquí la definición de tutoría:
La tutoría es básica y esencialmente pedagógica y está determinada por la existencia de los dos sujetos fundamentales del proceso orientación – aprendizaje, como el tutor propiamente dicho que guía, orienta y promueve el auto-aprendizaje y el alumno que es quien aprende (Maya, 1993, citado por Burgos, 2009, p. 260).

Por su parte Cabero, Llorente y Gisbert (2007) señalan que los cambios antes mencionados traerán una serie de consecuencias en los roles que los docentes desempeñarán en estos nuevos entornos, roles como son: consultores de información, colaboradores en grupo, trabajadores solitarios, facilitadores, desarrolladores de cursos y materiales, y supervisores académicos. En esta misma línea, Goodyear (2001, citado por Cabero y otros, 2007), quien ha realizado una síntesis de los principales roles que los profesores desempeñan en la enseñanza en línea, distingue los siguientes:
  • Facilitador del proceso de enseñanza.
  • Consejero / orientador.
  • Diseñador.
  • Asesor.
  • Investigador.
  • Facilitador de contenidos.
  • Tecnólogo.
  • Organizador / administrador.

Algunas de las habilidades y destrezas que debe poseer según Salinas (1998, citado por Cabero y otros, 2007) son:
1) Saber guiar a los alumnos en el uso de las bases de información y conocimiento.
2) Potenciar que los alumnos se vuelvan activos en el proceso de aprendizaje auto-dirigido, explotando las posibilidades comunicativas de las redes como sistemas de acceso a recursos de aprendizaje.
3) Asesorar y gestionar el ambiente de aprendizaje para que los alumnos sean capaces de desarrollar experiencias colaborativas, además de monitorear el progreso del estudiante, proporcionar retroalimentación de apoyo al trabajo, entre otras funciones.

Con todo esto es evidente el cambio que se vive de ser transmisor de conocimiento, experto en contenido y fuente de todas las respuestas, a ser facilitador del aprendizaje, colaborador, entrenador, tutor, guía y participante del proceso de aprendizaje; y del cambio de ser el profesor quien controla y dirige todos los aspectos del aprendizaje, a ser el profesor quien permite que el alumnos sea más responsable de su propio aprendizaje ofreciéndole diversas opciones para lograrlo.
Sin lugar a dudas, es necesario incorporar al diseño de clase el uso de estas nuevas tecnologías, no al revés, porque si no entonces se pierde de vista lo esencial, que es el proceso del educando como individuo integral y completo, producto de distintos saberes a  los cuales tenemos que hacer llegar estas mejoras en los medios de trabajo. Pero ¿qué necesita un profesor para convertirse en tutor?
            Hace falta capacitación sí, pero también mucha información al respecto, no basta con poner tecnología de vanguardia, la comunidad tiene que estar bien consiente de los recursos con los que cuenta y qué es lo que se puede hacer con ellos para mejorar la vida escolar tanto de alumnos como de profesores, a la vez que: “Son pocos los establecimientos educativos que se atreven a desarmar el aula, a flexibilizarla. Hay algo de sagrado en el aula tradicional. Sin embargo, se piensa que una apertura sería la mejor solución. En realidad la era digital acaba con el aula como espacio físico cerrado” (Amar, 2003, p. 234). Será necesario entonces, una nueva generación de educadores, educados en las modalidades digitales, para que la transformación sea completa.

3. La interacción durante la tutoría a distancia y algunas consideraciones para su evaluación.
            Como advierten Zea y otros (2005), los procesos de construcción del conocimiento en la educación a distancia, y de allí en el momento de la tutoría bajo esta modalidad, son actos complejos en los que intervienen muchas variables, algunas del orden de mediación tecnológica, otras de interrelaciones entre los participantes y algunas que están relacionadas con la diversidad de características individuales (cognitivas y afectivas) y de conexión de estos sujetos con los objetos de conocimiento.
            Por tanto, la interacción entre docentes, estudiantes y contenido,  “cobra sentido en el marco del  E- Learning como promotora del acto comunicativo, estimulando a través de las intervenciones una construcción individual y colectiva de tipo cognitivo” (Zea y otros, 2005, p. 49). Pero, ¿cómo facilitar cursos en línea?
            Tal vez, lo más sencillo sea recordarle al docente que sólo hay  que acompañar al estudiante en el proceso enseñanza – aprendizaje y guiarlo por medio de directrices muy generales, pero sin darle respuesta a todas sus preguntas. Estrategias como el desarrollo de debates mediante preguntas detonantes, favorece la discusión, resolución y construcción de casos y coadyuva  a la solución de problemas y desarrollo de proyectos que pueden ayudar en la adaptación de la modalidad de aprendizaje en línea. Claro está, también hay que mencionar que independientemente del tipo de tutoría que se dé, sea esta tutoría académica (referida a las dificultades en el estudio por los contenidos o la metodología), o bien, tutoría de orientación (referida a problemas personales que afectan el aprendizaje), la tutoría es uno de los elementos clave en el desarrollo de un sistema de enseñanza a distancia (Gallego, D. J. y Alonso, C.M., 2007).
            Otras sugerencias para el docente / tutor sobre cómo facilitar cursos en línea, de acuerdo con Harasim (1997, citado por Lozano, 2009), se enlistan a continuación:

  •      No se aconseja dar una cátedra larga y densa en línea, esto provocará silencio en los participantes.
  •      Clarificar los objetivos y expectativas que se tienen como profesor y dar la pauta para que los estudiantes participantes expresen sus propias expectativas, esto llevará a la reflexión.
  •       Ser flexible, paciente y empático, guiar la conversación evitando dominarla o monopolizarla para que se dé la fluidez en la comunicación entre los estudiantes.
  •       Ser sensible y mostrar interés en los estudiantes y en el curso, dado que es importante que el estudiante perciba esa calidez en la interacción entre docente – estudiante y se creer cierto rapport.
  •       Es importante que el estudiante perciba la presencia y el monitoreo constante del docente, por lo que es recomendable no saturarse de actividades para poder atender este punto.
  •       Formar grupos pequeños y asignar tareas o actividades relevantes para el aprendizaje y comprensión del tema de estudio y establecer estándares de buenos modales en la red.
  •       Adoptar una actitud flexible y abierta a cambios y aceptar nuevas posturas  en varios tópicos.
            En términos de evaluación,  Fainholc (2008) menciona que es importante considerar que si bien se evalúa lo que el sistema de la modalidad a distancia en sus posibilidades propone, se deben considerar las características de la interacción al momento de la tutoría en línea y su efectividad. En estos términos, al pretender evaluar la calidad y la efectividad de un aprendizaje a distancia debe valorarse la relación entre el efecto esperado (aquello que hay que aprender) y el real (lo que se aprendió). Por su parte, Harasim (1999, citado por Fainholc, 2008, p. 4) define a la evaluación como “el diálogo que se da en la práctica de la comunicación que se produce entre los materiales y recursos disponibles, el estudiante y cómo se decidió acercar y procesar el contenido”.
El proceso de evaluación puede darse en determinados momentos del curso y con distinta finalidad, según García (2006), la evaluación puede ser inicial, continua y final y presenta tipos de evaluación que pueden ser formativa, cuantitativa/cualitativa, normativa/ criterial / personalizada y la autoevaluación / hetero-evaluación.
            Algunas de las consideraciones que se deben tomar en cuenta para evaluar la tutoría tienen que ver con el manejo y dominio del tema y la pronta retroalimentación y disponibilidad, esto en cuanto al profesor / tutor. Pero, respecto a los demás compañeros, es preciso llevar una coevaluación que hable sobre el respeto en tiempos de entrega, interacción, comentarios atinados, participación oportuna, entre otros; para no dejar de lado el carácter justo y equitativo de la evaluación en esta modalidad, por lo que el monitoreo  o evaluación de seguimiento debe ser tarea esencial en el quehacer del tutor en línea.

Conclusiones
A manera de conclusión se deben considerar los diferentes roles que juega el tutor a distancia dentro de sus funciones como asesor, orientador, instructor y motivador; así como el papel que juega en la moderación de los grupos de discusión formados entre sus estudiantes. Por lo que es esencial para la tarea formadora que una nueva generación de docentes sean instruidos en las modalidades digitales para que la transformación sea completa, y poder de esta manera, asumir el verdadero reto que tienen por delante las instituciones educativas al hacer uso de las nuevas tecnologías la capacitación y  la concientización de los recursos humanos para la aplicación  sustentada de los  medios digitales en función del desarrollo integral  de sus estudiantes (Reyes, 2008).
El ser consientes que este proceso de cambio, implica el uso de otras maneras distintas de habituarnos al conocimiento, por tanto, como menciona Lozano (2009, p. 442):
La gran meta del tutor es lograr que se cumplan los objetivos de aprendizaje del curso y que el alumno se sienta satisfecho con éste y con la calidad y calidez en el seguimiento y retroalimentación brindada a lo largo de la asignatura en cuestión.
Sólo de esta manera se podrá decir que avanzamos, pues en la educación a distancia, más que la figura del docente, lo que uno busca es el acompañamiento tutorial para no estar tan solo.


Referencias
  1. Amar, V. (2003). Sociedad en tiempo presente y educación: a propósito de las nuevas     tecnologías y los medios de comunicación. Comunicación y pedagogía. Madrid, España.
  2. Burgos, J. V. (2009). El reto de la radio interactiva y la tutoría virtual. En Lozano, A. y Burgos, J.V. Tecnología educativa en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. México: LIMUSA – EGE. Pp. 241 – 270.
  3. Cabero, J., Llorente, M.C. y Gisbert, M. (2007). El papel del profesor y el alumno en los nuevos entornos tecnológicos de formación. En  Cabero, J. Nuevas tecnologías aplicadas a la educación. Madrid, España: Mc Graw Hill. Pp. 261 – 276.
  4. Fainholc, B. (2008). La calidad en la educación continúa siendo un tema muy complejo. Revista de Educación a Distancia, pp.1-7. Disponible en: http://www.um.es/ead/red/12/fainholc.pdf
  5. Gallego, D. J. y Alonso, C.M. (2007). La educación a distancia en los nuevos contexto   socio-educativos. En Cabero, J. Tecnología educativa. México: Mc Graw Hill.    Pp.195 – 212.
  6. García, L. (2006). La educación a distancia: De la teoría a la práctica. Barcelona, España: Ariel Educación.  Cap. 11 Pp. 287- 305.
  7. Lozano C., A. (2009). Prácticas de tutoría en educación a distancia. En Lozano, A. y Burgos, J.V. Tecnología educativa en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. México: LIMUSA – EGE. Pp. 421 – 444.
  8. Reyes, F. (2008). La era digital: valor y uso de las nuevas tecnologías educativas. Revista Digital Universitaria, UNAM. 9 (2). Disponible en: http://www.revista.unam.mx/vol.9/num2/art08/int08.htm#a
  9. Valenzuela, J.R. (2010). Competencias para la modalidad de e-Learning: importancia de la capacitación para el cambio educativo. En Burgos, J.V. y Lozano, A. Tecnología  educativa y redes de aprendizaje de colaboración: Retos y realidades de innovación en el ambiente educativo. México: Trillas. Pp. 105 – 130.
  10. Zea, C.M., Trujillo, J.A., Atuesta,  M.R. y Foronda, N. (2005). Características de los procesos de gestión en los contextos E-Learning. Revista Universidad EAFIT, (41)140, pp.43-57. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/215/21514004.pdf 

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